25 años de experiencia compartida en la detección temprana y atención integral de la Enfermedad Renal Crónica

22/05/24
  • Gracias a la implantación de un modelo de atención integrada entre el Servicio de Nefrología de la Fundación Puigvert y el Área integral de salud de la Derecha del Eixample - Barcelona se ha aumentado hasta un 41% la detección de personas con daño renal
  • A lo largo de 25 años se ha desarrollado un modelo asistencial que contempla varias líneas de trabajo: revisión y actualización continuada de las “rutas asistenciales para la ERC”; la formación de profesionales y pacientes; la participación en el programa “Paciente Experto”, entre otras acciones
  • La monitorización de los tratamientos farmacológicos y la comorbilidad, diabetes e hipertensión arterial, son un elemento clave para el control de la enfermedad renal y su progresión

Barcelona, 22 de mayo de 2024Hoy se celebra la 25ª Jornada de Nefrología y Atención Primaria en el Recinto Modernista de Sant Pau de Barcelona, organizada por el Grupo de Hipertensión y Prevención de Daño Renal de la Unidad de Nefrología Clínica de la Fundació Puigvert y el Área integral de salud del distrito Dreta de l’Eixample de Barcelona (Institut Català de la Salut, ICS), con  el objetivo de hacer balance y presentar los resultados del programa de atención integrada a las personas que sufren enfermedad renal crónica (ERC). Según apunta la Dra. Mª Antonia Llauger, médica de familia de la EAP Encants - ICS, anteriormente directora de la EAP Barcelona Dreta de l’Eixample,

el principal objetivo de la jornada es profundizar en la formación y en la reflexión conjunta de la gestión clínica, siempre dirigida a mejorar la calidad asistencial y poniendo en el centro los pacientes”.

Se estima que de aquí dos décadas (en 2041) la ERC será la quinta causa de mortalidad en todo el mundo. El envejecimiento de la población, la hipertensión y la diabetes son las tres principales causas que explican el incremento progresivo de esta patología. Actualmente, en España tiene una prevalencia en torno al 14%, es decir, 1 de cada 7 personas adultas la sufre. En concreto, y según datos recientes de la Sociedad Española de Nefrología (2022), Cataluña es la comunidad autónoma con la tasa más alta de incidencia.

La enfermedad renal o daño renal es una afección que habitualmente no se diagnostica en sus fases iniciales porque no presenta una sintomatología clínica clara que permita una identificación inmediata. Esta dificultad en la detección temprana es el embrión del programa que ahora hace 25 años impulsaron de manera conjunta el Servicio de Nefrología de la Fundació Puigvert y el Área integral de salud de la Dreta de l’Eixample de Barcelona. Concretamente, se trata de una experiencia territorial multidisciplinaria entre la Fundació Puigvert y los equipos de Atención Primaria en la que el principal objetivo ha sido, y sigue siendo, mejorar la salud renal y la calidad asistencial de las personas que sufren enfermedades renales crónicas. El éxito de la coordinación y la continuidad de este programa – de difícil aplicación en la práctica - fue reconocido en 2019 con el premio de Calidad Asistencial de la Fundación Avedis Donabedian, organismo adscrito a la Universitat Autònoma de Barcelona que vela por la calidad de los servicios sanitarios y sociales que recibe la ciudadanía.

Desde 2016, se han realizado cerca de 4.000 consultas médicas virtuales, siendo la ERC, junto con sus complicaciones, la consulta más frecuente durante este periodo. Otro dato significativo a constatar es que el 80% de las consultas se han resuelto de manera conjunta entre ambos equipos”, explica la Dra. Francesca Calero, nefróloga de la Fundació Puigvert y una de las principales impulsoras del programa de integración asistencial, y “gracias a este modelo de integración y trabajo colaborativo se ha creado un clima de confianza mutua que ha permitido elaborar protocolos conjuntos, trabajar la formación y sobre todo avanzar en el diagnóstico precoz”, añade.

La enfermedad renal es una patología grave que implica una disminución de la función renal, es decir, se altera el sistema de filtraje. Cuando estos síntomas se mantienen durante más de 3 meses, a partir de los cuales aumenta la probabilidad de daño renal irreversible y riesgo cardiovascular, ya se diagnostica un caso de enfermedad renal crónica o ERC. En estados más avanzados de la enfermedad, habrá que recurrir a la diálisis para sustituir la función renal perdida.

La dificultad de la detección precoz, en el marco actual del sistema de salud, pone en valor la necesidad de diseñar de manera generalizada acciones coordinadas entre los servicios de Atención Primaria - responsables de la promoción de la salud y de aplicar programas de prevención -  y los servicios de Nefrología para incrementar la capacidad de detección de la ERC en la población, así como para optimizar los circuitos asistenciales y la preparación tanto de profesionales como de pacientes. Es en este contexto, donde toma protagonismo como caso de éxito la experiencia de implantación de un modelo de atención integrada entre el Servicio de Nefrología de la Fundació Puigvert y del Área integral de salud de la Dreta de l’Eixample puesto que, según apunta la Dra. Patricia Fernández de la Llama, nefróloga y coordinadora del Grupo de Hipertensión y Prevención de Daño Renal de la Fundació Puigvert,

“este modelo ha permitido aumentar hasta un 41% los casos de detección temprana a personas que presentaban algún grado de daño renal”.

Reducir el consumo de AINEs 

Una de las cuestiones más relevantes ha sido evaluar el uso de los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), un grupo de fármacos de uso habitual por sus efectos analgésicos, antiinflamatorios y antipiréticos, entre los cuales se incluye el ibuprofeno. En concreto, el ibuprofeno es uno de los productos sanitarios de uso más extendido, y su consumo masivo se relaciona con un aumento significativo de casos de efectos adversos asociados a su autoconsumo. Como el resto de los AINEs, la administración de ibuprofeno está contraindicado en pacientes con enfermedad renal o hepática grave, e insuficiencia cardíaca grave. Además, tiene otros efectos adversos como el aumento de la presión arterial, posibles hemorragias gastrointestinales y más riesgo de infarto o ictus cuando se toma en dosis elevadas (2.400 mg/día), especialmente en personas de edad avanzada.

Además, los datos poblacionales muestran que la diabetes y la hipertensión arterial (HTA) son dos patologías con una mayor prevalencia a edades avanzadas. En este sentido, se crea un tercer escenario, el de la comorbididad, que implica un abordaje complejo que pose en el foco en cómo se gestionan las prescripciones concomitantes y el consumo simultáneo de fármacos (polifarmàcia) para valorar de manera precisa el riesgo potencial de toxicidad y efectos adversos.

La HTA condiciona el daño renal y, a la vez, los y las pacientes con enfermedad renal tienen mucha más HTA. En estos pacientes, el tratamiento de la HTA con un inhibidor del sistema renina angiotensina es el tratamiento de elección por su efecto añadido de protección del daño renal. En los últimos 15 años se ha llevado a cabo un registro de casos de ERC que, según aclara la Dra. Fernández de la Llama, “nos ha impulsado a poner en marcha un programa de medidas de nefroprotección, sobre todo gracias a la aparición de nuevos fármacos”.

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