El principal factor de riesgo es la falta de descenso del testículo en el momento del nacimiento (criptorquidia). Otros factores que se han asociado son concentraciones altas de hormonas maternas durante el embarazo y el parto prematuro, los traumatismos en el testículo y la presencia de antecedentes familiares de cáncer de testículo.
El diagnóstico del cáncer de testículo se realizará mediante la historia clínica detallada y una exploración física por parte de un especialista. Si se detecta una masa a la palpación, será necesario realizar una analítica sanguínea, así como una ecografía testicular para conocer las características del tumor y saber si el otro testículo está afectado. Se debe completar el estudio con pruebas de imagen adicionales: TAC abdominal, gammagrafía ósea y PET, para evaluar si el tumor afecta a estructuras vecinas e incluso, ha diseminado a distancia.
El tratamiento dependerá del tipo de tumor que presente el paciente y el estadio en que se encuentre. Normalmente el tratamiento consiste en la cirugía, denominada orquidectomía. A posteriori, se puede recomendar radioterapia o quimioterapia pero siempre dependiendo- tal y como hemos mencionado anteriormente- del tipo de tumoración.
En general, el pronóstico es muy bueno y casi todos los pacientes se curan. Ello es así gracias a la quimioterapia. Los seminomas son curados prácticamente en el 100% de casos. Respecto a los no seminomas se llega a tasas de curación en torno al 80-90%.
En la Fundació Puigvert contamos con los sistemas robóticos Da Vinci y Hugo-RAS que permiten un mejor acceso y extracción de los ganglios afectados en el abdomen, así como una recuperación más rápida para el paciente.